La merma en la producción de soja se empieza a reflejar en las exportaciones de marzo. El mes pasado apenas se enviaron 421.982 toneladas al mercado internacional y, de acuerdo al sector agrícola, la brecha respecto al año pasado se irá profundizando.
La diferencia se mide con una base muy elevada, teniendo en cuenta que en el 2021 se reportó una superproducción de más de 10 millones de toneladas de la oleaginosa. En cambio, a raíz de la merma que se experimenta en este ciclo, solo en marzo hubo una reducción de casi 1 millón de toneladas en las exportaciones, que representa una caída del 69,4%.
Además, las 421.982 toneladas desalijadas son inferiores a los volúmenes registrados en los últimos seis años (ver infografía).
De ahora en adelante no hay expectativas de que mejore el panorama debido a que no hay disponibilidad de materia prima. “Eso se va a profundizar, porque hay más de 1 millón de hectáreas que no se produjeron y no tenés para exportar”, dijo al respecto el presidente de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), Héctor Cristaldo.
El sector considera que la diferencia se estaría ampliando en los próximos meses. La esperanza está en la producción de zafriña, aunque hasta el momento se desconoce cuántas hectáreas se destinaron al rubro; se estima que supera las 250.000 hectáreas cultivadas el año pasado.
Las plantas muestran un buen desarrollo, pero todavía hay incertidumbre respecto a sus rendimientos, ya que la cosecha recién empieza a fines de mayo. En general esta producción se destina a la semilla de la próxima campaña, pero los productores apostarán a los granos para hacer frente a la merma de cargas que vendieron de forma anticipada. “Está la expectativa, el que tiene sembrado si sale bien podrá entregar y disminuir la diferencia o completar el contrato”, explicó Cristaldo sobre los compromisos que en general vencen a fines de abril. A partir de allí se aplican las renegociaciones o roll over de los contratos.
En paralelo, la industria está pendiente del avance del proyecto para acceder al régimen transitorio para la importación de materia prima y evitar así que las fábricas de aceite paren a partir del segundo semestre. La UGP no se opone a este pedido.
Fertilizantes. Los productores apuntan a la recuperación de este “año perdido” en la campaña siguiente, la cual arranca en setiembre. Sin embargo, persiste la incertidumbre acerca del abastecimiento de fertilizantes y defensivos agrícolas, como efecto del conflicto entre Rusia y Ucrania, a lo que se suma el aumento sostenido de sus precios. UH