Una deuda saludable que posibilitó el crecimiento del país

El presidente del Banco Central del Paraguay (BCP) ha explicado estos días a la prensa la política de endeudamiento del Gobierno Nacional. Que consiste nada más y nada menos que en tomar créditos del exte­rior para construir infraestructura que redunda en la mejora del país y que dina­miza la actividad económica nacional. Tan importante es la emisión de bonos, por ejemplo, que de hecho se constituye en un motor del crecimiento de la actividad eco­nómica, que dejar de hacerlo daría un fre­nazo a la economía.

Este tema no es solo para el análisis de las élites económicas, de los académi­cos y especialistas en altas finanzas sino para todos. Pues se trata simplemente de si conviene endeudarse o no y si se toman deudas para qué hacerlo y hasta qué medida realizarlo. Es un asunto tan sim­ple que se reproduce en la vida cotidiana de una persona o de cualquier familia, que debe decidir, por ejemplo, si se endeuda para construir la casa propia o sigue pagando alquiler; si conviene endeudarse para el consumo o si solo debe hacerlo para invertir.

El cuestionamiento a la deuda del país ha venido de algunos economistas y secto­res que no están de acuerdo con el proce­dimiento actual. Pero la argumentación dada por el titular del BCP para explicar la política del Gobierno en la materia es tan simple como irrebatible: La política de colocar bonos, con un déficit fiscal sosteni­ble, ha permitido que la inversión del país, que era menos del 1% del PIB antes del 2014 subiera el 3% del PIB en la actualidad. O sea que el Paraguay ha podido inver­tir tres veces más para su infraestruc­tura y mover su economía gracias a que se endeudó prudentemente.

Dijo que esto es así, porque la única forma que tiene el país de aumentar su inver­sión en infraestructura es con un endeu­damiento sostenible y en línea con la Ley de Responsabilidad Fiscal (LRF), ya que el espacio fiscal que se tiene mediante la reducción de gastos corrientes es muy limitado. Es muy difícil para un país aho­rrar cortando sueldos u otros gastos fijos para poder realizar inversiones.

Refirió que lo que no se debe hacer es parar de endeudarse por temor, ya que las emi­siones de deudas son el motor de creci­miento en este período de alta volatilidad en los mercados internacionales. Dijo que no había nada oficial, “pero ya vimos estu­dios que muestran el impacto positivo de las inversiones públicas en el PIB”.

El dilema de la deuda tiene para el direc­tivo de la banca matriz una respuesta contundente: “Si se corta esta política de endeudamiento, el Gobierno va a meter un frenazo a la economía”.

Por eso es que señaló que el próximo gobierno que asuma en agosto tendría que continuar la misma política de endeuda­miento. “Independientemente de quién sea el candidato que gane, el próximo gobierno va a seguir con esta política de emisión de bonos porque si no sería un fre­nazo. Dejar de hacerlo implicaría dejar de tener una fuente de financiamiento para la infraestructura, desafío fundamental en este tiempo para que se mueva la econo­mía”, sentenció.

Tuvo una respuesta oportuna al cues­tionamiento de prestar plata para pagar deuda, como se hace actualmente, o sea, el “bicicleteo”. Resaltó que es el único tipo de endeudamiento que no sube el nivel de la deuda con relación al PIB. Dijo que, en tér­minos nominales, si el producto interno bruto crece, los porcentajes de la deuda con relación al PIB van cayendo.

En resumidas cuentas, la política de endeudamiento del Gobierno no solo es buena, sino que ha sido un saludable motor para la vida económica del país, que sin esos prudentes débitos no hubiera podido progresar como lo ha hecho. Por ello, los gobernantes que vinieren en el futuro deberán seguir el mismo camino, para no dar un frenazo al crecimiento económico y poder continuar con el desarrollo que se ha podido conseguir en los últimos años.
LA NACION