En la tierra del capo narco
Sinaloa después de “El Chapo”: ¿y ahora qué?
La gente en la cuna de Guzmán responde.
Una remera con la imagen de Joaquín “El Chapo” Guzmán se vende en una tienda en Culiacán, la capital de Sinaloa. / AFP
Un aire de sarcasmo recorre Sinaloa, la cuna del legendario narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán, condenado a cadena perpetua en Nueva York. Desde que fue detenido y extraditado a Estados Unidos no es una figura relevante en el mundo del delito mexicano, y la probabilidad de que morirá en una cárcel de Estados Unidos no genera más queindiferencia.
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En la árida región del noroeste de México, aseguran con sonrisas resignadas que ni la violencia ni el tráfico de drogas disminuirá.
La caída en desgracia de Guzmán, quien se convirtió en el prófugo más buscado por Estados Unidos luego de la muerte de Osama bin Laden, obligó a los responsables del Cártel de Sinaloa a llenar ese vacío de poder de forma urgente. Cambiar para que todo siga igual.
Sin embargo, las figuras de “El Chapo” y la de su ex socio Ismael “El Mayo” Zambada (que aún sigue prófugo) aún rondan el imaginario popular en lo que tiene que ver con la organización criminal que surgió en la década del 80, y que lleva el nombre de ese Estado mexicano.
A pesar de que es proable de que Joaquín “El Chapo” Guzman jamás regrese a México, en su región natal no albergan esperanzas de que las cosas cambien. / AP
Los testimonios condenatorios que se expusieron durante el histórico juicio no hicieron nada por cambiar una percepción de largo arraigo en Sinaloa: en esencia, que “El Chapo” fue un benefactor de la gente de su región.
En tanto comandaba la primera empresa criminal trasnacional de México, Guzmán hizo construir escuelas, iglesias y caminos, jugando un rol (y adoptando una estrategia) similar al que tenía Pablo Escobar en Medellín. En Sinaloa también continúan restándole responsabilidad en los asesinatos y secuestros.
Luces y sombras de un pueblo castigado
“De nada va a servir que lo dejen encerrado allá. Desde que se lo llevaron la andanada de matanzas no paró, todo es un cochinero”, dice el albañil de 44 años Ángel Ladrillero, mientras sacude la cabeza. El hombre está de visita en la capilla del mítico Jesús Malverde, conocido coloquialmente como “El santo de los narcos”, un lugar saturado de fotografías y notas de agradecimientos en el centro de Culiacán, la capital de Sinaloa.
Una estatuilla de Guzmán a la venta en la capilla del mítico Jesús Malverde, conocido coloquialmente como “El santo de los narcos”. / AFP
Al lado de un busto de Malverde, quien según la leyenda era un bandido que robaba a los ricos para dar a los pobres al estilo de Robin Hood, una mujer limpia y coloca una estatuilla de yeso de Guzmán: la cara en alto, un rifle AK47 en rieste, vestido con camisa rosa y pantalones azules.
“Además es injusto que lo quieran dejar morir encerrado. Ayudó a mucha gente, deberían dejarlo libre”, aseguró Ladrillero.Mirá también
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Para Milagro Quiroz “el juicio es injusto”. “Siempre se van a decir cosas (malas), pero él ha ayudado aquí a Culiacán, violencia siempre hay, aquí y en todas partes”, añade la maestra de jardín de infantes de 32 años tras arrodillarse ante el busto de Malverde.
Pero a pesar de las supuestas obras públicas en Sinaloa impulsadas por el capo, quien según la justicia estadounidense debería tener por lo menos unos 12.000 millones de dólares en sus arcas, la brecha de desigualdad es impactante.
Los Jardines de Humaya, un cementerio en Sinaloa en donde están enterrados numerosos narcotraficantes. / AFP
El cementerio Jardines de Humaya es la morada final de muchos narcotraficantes mexicanos. Es famoso por sus mausoleos extravagantes que llegan a tener hasta tres pisos, aire acondicionado y hasta puertas de vidrio blindado. Cerca de allí se ven ranchos hechos con tablas de madera.
Una fachada de piedra beige decora el sepulcro de Ernesto Guzmán, uno de los hermanos de “El Chapo”, cuyo interior está repleto de globos y flores. Dos pequeños autos de piedra adornan las esquinas de las cornisas.
Cambiar para que todo siga igual
Según el periodista del diario semanal local Riodoce, Miguel Ángel Vega, la captura y extradición del narcotraficante no terminó ni con la violencia ni con el tráfico de drogas. Su muy probable sentencia de cadena perpetua tampoco cambiará eso.Mirá también
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“El Cártel de Sinaloa no es ‘El Chapo’ ni es ‘El Mayo’, es un grupo de por lo menos 20 líderes“, asesta Vega, un experto en narcotráfico.
“En Culiacán existen 20 ‘chapos’, y hay uno que está allá (preso en Estados Unidos), pero como es la cereza de la torta, el que se infló o el que se dijo en los medios de comunicación que era el responsable de que los jóvenes en Estados Unidos consuman drogas”, su proceso fue más explotado mediáticamente, afirma Vega.
Ivan Guzmán, uno de los hijos de “El Chapo”, es sindicado como uno de los líderes del cártel tras la caída de su padre.
Joaquín “El Chapo” Guzmán se forjó una leyenda alimentada por “narcocorridos” que relataban sus hazañas y riquezas. Según la revista Forbes, que en 2011 lo incluyó en su lista de los hombres más ricos del mundo, su fortuna ascendía a más de 11.000 millones de dólares.
Dos años después, la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) y la Comisión Anticrimen de Chicago lo nombraron enemigo público número uno de la ciudad, y lo compararon con Al Capone.
El mito sigue creciendo. Al lado de la catedral, un hombre que calza unos huaraches (sandalias) que dejan ver sus pies callosos y quemados por el sol, asegura que el hombre que fue extraditado en enero de 2017 a Estados Unidos no es “El Chapo”.Mirá tambiénJoaquín “El Chapo” Guzmán, el narco mexicano que de chico vendía caramelos, a la espera de la cadena perpetua
“Tiene mucho dinero, puede hacer lo que sea, incluso puede comprar uno o dos dobles… El que tienen allá no es el verdadero Joaquín Guzmán, él debe andar paseando ahorita por aquí“, dice sonriente el campesino antes de alejarse sin dar su nombre.
Fuente: AFP