La planificación estratégica y su importancia en las organizaciones

Las empresas y las organizaciones se construyen a partir de las decisiones de sus directivos así como del hacer cotidiano. Pero no todas las decisiones tienen la misma importancia.

5 Dias

Alexandre Alvarez

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Hay decisiones que marcan un camino y tienen impacto a largo plazo: son las decisiones estratégicas.

Las empresas del siglo XXI necesitan cada vez más directivos que sepan pensar y hacer estratégicamente. El proceso de toma de decisiones estratégicas tiene una parte de arte y otra de ciencia. El directivo profesional ha de conocer y saber utilizar la ciencia de las decisiones estratégicas.

En ese sentido, la planificación estratégica entendida como un proceso mediante el cual las organizaciones reflexionan y determinan sus metas y objetivos a corto y mediano plazo, contribuye a un mejor desempeño tanto de los directivos como de las mismas organizaciones.

¿Por qué es importante la planificación estratégica?

En cualquier entorno actual, la diferencia entre ganar y perder suele tener su origen en la existencia y/o calidad de la planificación. El hecho de planificar nuestro futuro, nos obliga revisar nuestro presente, a entender nuestra realidad para que, a partir de ella y de los objetivos y metas que nos fijemos, podamos diseñar el mapa que queremos recorrer y por sobre todo, el destino al cual queremos llegar.

Esto es similar a cuando utilizamos el GPS para llegar a algún destino. Señalamos el destino en el GPS e iniciamos nuestro recorrido. Durante el mismo, nos encontramos con calles cerradas por reparación o quizás olvidamos girar hacia la calle en donde tuvimos que haber ingresado. Automáticamente el GPS, a partir de nuestra ubicación actual, nos redirecciona, es decir, elabora un nuevo trayecto que nos permita llegar a nuestro destino.

Así debería ser entendida la planificación estratégica. No es el remedio a todos los males y problemas, no nos exime de desvíos en la ruta, pero sí, nos ayuda a entender nuestro punto de partida, es decir, nuestra posición actual, y en base a ella nos ayuda a fijar el rumbo que deberíamos seguir.

La planificación estratégica exige pensar en el futuro, en un destino y plantearse qué podría pasar y como se afrontarán las distintas eventualidades y escenarios con los que podemos encontrarnos. Eso de por sí, ya es valioso.

Básicamente, existen dos tipos de planes con los que una empresa se verá implicada. Por un lado están los planes de negocio y por el otro, los planes estratégicos. El primero, suele cubrir un periodo de un año mientras que el segundo puede cubrir un periodo de 3 años.

¿Cómo se realiza una planificación estratégica?

Es común la idea de que realizar un proceso de planificación es algo muy complejo y costoso, cuya tarea debe ser reservada a consultores externos. Esto no necesariamente es así. Si bien es cierto, que los consultores externos pueden ayudar a analizar ciertos aspectos que pueden no ser percibidos por los integrantes de una empresa, debido al efecto del punto ciego, es más cierto que nadie conoce mejor el negocio que quienes forman parte de la organización y que después tendrán que aplicar la estrategia.

Los directivos de una organización, deben comprender donde están, que quieren hacer y como lo van a hacer. Para ello, la ciencia de la administración o management, ha desarrollado, a través de diferentes autores e investigadores, teorías y conceptos que permiten a los directivos realizar una gestión estratégica.

Según Marcel Planellas, “¿Dónde?, ¿Qué? y ¿Cómo?”, son las tres preguntas clave para la estrategia de una empresa o una organización. Para dar respuesta a estas interrogantes, el autor propone el modelo del círculo de las decisiones y propone un proceso en tres etapas: análisis, decisión e implementación.

El centro de este círculo está compuesto por los elementos de identidad de la organización, es decir, su misión, visión y sus valores, los cuales intentan responder al porqué de su existencia.

Este análisis respecto a la identidad comprende el ¿Quiénes somos?, ¿A qué nos dedicamos’, ¿Qué pretendemos?, ¿Qué valores y principios adoptamos y respetamos como organización?, mientras que en la segunda fase, la del análisis se pretende entender donde está situada la organización, cuál es su contexto externo y cuáles son sus capacidades internas.

En la fase de la decisión se procede a la elección de una estrategia, a partir del análisis realizado previamente. Implica seleccionar las mejores alternativas apostando al logro del futuro deseado.

Por último la fase de la implementación, consiste en poner en práctica lo decidido. En esta fase están implicadas las personas y los recursos, la capacidad de la organización para poner en práctica lo acordado, para controlar el cumplimiento y finalmente, para rectificar el rumbo en caso de desvíos.

Si bien lo anteriormente mencionado constituye una propuesta para orientar el proceso, no existe un proceso único y herramientas definitivas para realizar un proceso de planificación estratégica. La complejidad y la diversidad de organizaciones y sus contextos hacen que los directivos deban escoger el modelo y las herramientas que mejor se adecuen a sus necesidades. Independientemente a cual escojan, sin lugar a dudas las organizaciones deberían contar con una planificación estratégica que les permita fijarse un rumbo y llegar a su destino de manera eficiente y eficaz