Facebook: el Gran Hermano

Por Jesús Ruiz Nestosa

SALAMANCA. Cuando George Orwell escribió su famosísimo libro “1984” para ubicar la acción en el tiempo, invirtió los dos últimos números del año que transcurría en ese momento: 1948. Era imposible saber, entonces, que esa decisión, tomada al azar, se iba a ubicar de manera tan próxima a la coincidencia de la realidad con la ficción de la historia. El Big Brother (el Gran Hermano) iba a llegar solo con 34 años de retraso. Para medir periodos históricos es una bicoca.

Acaba de trascender que una compañía inglesa, la Cambridge Analytica (CA), manipuló los datos de cincuenta millones de usuarios de Facebook con fines políticos. Uno de sus creadores, Christopher Wylie, si bien se ha apartado de la empresa, ha hecho declaraciones de los efectos que ha tenido esta manipulación de datos y los que podrían llegar a tener y que ni el propio Orwell se pudo imaginar para incluirlos en su famoso libro considerado como de “ciencia-ficción” y que muy bien podría cambiar de lugar en los anaqueles de las bibliotecas para ocupar un sitio entre los de historia contemporánea.

Wylie fue invitado al Parlamento inglés para que explicara el alcance de esta apropiación de datos y estuvo allí declarando más de cuatro horas y media, todo un récord para la exposición de una sola persona según lo manifestó un parlamentario. Wylie dijo que a través de los “like” que ponen los usuarios de Facebook se puede determinar, con bastante exactitud el perfil sicológico de una persona, sus gustos, su credo religioso, sus ideas políticas y hasta su orientación sexual. ¿Qué se puede hacer con todo esto? Por de pronto ha sido utilizado con fines políticos. Uno de ellos ha sido el electo presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump. Teniendo a mano el perfil de una persona, pues se busca influir en ella, a través de una apropiada propaganda, sobre sus decisiones políticas y motivarla para que vote en tal o cual sentido. De acuerdo a Wylie, sin haber echado mano a este recurso, más la trama rusa y la difusión de noticias falsas, posiblemente Trump no hubiera salido electo presidente.

En su declaración en el parlamento inglés Wylie dijo: “Creo que es completamente razonable decir que podría haber habido un resultado diferente en el referéndum de no haber habido, en mi opinión, trampas” refiriéndose a los resultados del Brexit, la consulta que el 23 de junio de 2016 decidió que el Reino Unido se retirara de la Unión Europea. La diferencia entre el “sí” y el “no” fue muy pequeña.

Wylie, un joven de 28 años, acudió al Parlamento inglés y ofreció toda la ayuda necesaria para contrarrestar los efectos de esta apropiación indebida de los datos personales de millones de personas porque la considera una grave amenaza para la democracia. Mientras tanto, el creador de Facebook, responsable de esta gigantesca filtración de datos por no haber tomado las precauciones necesarias para evitar este tipo de robos, no ha aceptado acudir a Londres y ofrece a cambio la presencia de uno de sus directivos. Parece más preocupado por su empresa valorada en miles de millones de dólares cuyas acciones han comenzado a perder valor en Wall Street. Los millones de usuarios de Facebook si son conscientes del peligro que comporta darle sus datos a una empresa como esta y el peligro cierto de manipulación que pueden sufrir, es posible que busquen otros caminos de comunicarse con sus amistades; vale decir, pueden cambiar el uso de Facebook por otros medios similares. De suceder esto, Zuckerberg podría pasar de ser uno de los hombres más ricos del mundo, a un “homeless” (hombre sin casa) más de las decenas que duermen al descampado bajo los puentes de Nueva York. En la novela de Orwell es el Estado el que ejerce un control coercitivo sobre los ciudadanos. En nuestra realidad actual, son los ciudadanos los que, voluntaria y graciosamente, le entregan su libertad al Big Brother. Y lo hacen felices por sentirse partícipes de manejar esta herramienta de la modernidad.

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