EN CARRETILLA LLEVARON A UN ABUELITO ENFERMO DE COVID

Mientras tanto…

Don Tito aún no se vacunó y pasó por una odisea para ser asistido. Enfermera mostró su vocación de servicio. Isidra Pérez vio una carretilla como único medio para auxiliar a un abuelito. Luego de una verdadera travesía que empezó a las 8:00 del sábado no iba a irse sin ayudar a Don Tito.

Dos horas de viaje y treinta minutos que le costó convencerlo de que necesitaba atención médica, no se echarían a perder por la falta de vecinos o coche para trasladarlo a un hospital. Para llegar a Isla Real en Villa Franca su viaje inició en moto hasta orillas del río Tebicuary que cruzó en bote a remo, luego caminó treinta minutos a pie por el monte. Apenas llegó a la casa de su paciente, la enfermera le tomó la presión, la temperatura y la saturación.

Esta última estaba por el suelo. “Le llamé al doctor y le conté la situación y me dijo que no había nada que esperar, que teníamos que sacarle de ahí”, relató Isidra. Don Tito fue duro de roer. No quería escuchar razones e insistía de que si iba a Pilar, lo dejarían internado. Pero Isidra le prometió que ella misma le iba a tratar sea lo que fuere que tenía. Pero lo más difícil de todo era que apenas podía caminar por su deteriorada salud.

“Pensamos sacarle en una silla, pero era cargarle en silla todo el camino”, recordó la licenciada. En eso, vio la carretilla y le dijo al nieto del abuelito que podría ser útil. Don Tito, convencido de ir a la ciudad, no puso peros para subir. Se montó en la carretilla y se unió a la odisea.

Así recorrieron nuevamente el monte, llegaron hasta la vera del río y cruzaron otra vez en bote a remo. Al otro lado, dos hombres le llevaron al hombro hasta donde subieron a un vehículo para llevarlo al centro de Salud de San Juan en Ñeembucú, cumpliendo un círculo de 80 kilómetros de recorrido.

Via #CTP 2.0