Analista avizora una frontera más cerrada con el Brasil

El viraje de la política brasileña hacia el Mercosur podría derivar en dejar el desarrollo compartido para notarse mayor seguridad y militarización de la frontera, según analista del Cadep.
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Gustavo Rojas
La nueva política exterior brasileña, a partir del triunfo de Jair Bolsonaro para la presidencia, obliga a una visión analítica desde nuestro país, que genera una orientación al pensamiento de que se pasará a ver una transformación en la idea de frontera, desde una concepción de desarrollo compartido hacia otra de seguridad y militarización.

Así lo especificó Gustavo Rojas, analista de Cadep, quien trazó una perspectiva en torno a lo que sería la praxis del vecino país con el mundo exterior, incluido Paraguay, en torno a las nuevas orientaciones y el viraje del cual ya se habla, respecto de la línea anterior, caracterizada por un acercamiento a las naciones fronterizas.

“El actual interés prioritario del Brasil parece estar centrado en su agenda interna de estabilización política, en un complicado escenario post-electoral. Se trata de una tarea con posibilidades de éxito aún muy inciertas ante el acelerado deterioro fiscal del Estado y de la calidad de los servicios públicos, la fragmentación y desarticulación de los liderazgos políticos, la pérdida del poder adquisitivo, el persistente elevado desempleo y la escalada de violencia y militarización”, argumentó.

El análisis fue explicado posterior a las declaraciones del futuro ministro de Hacienda de Brasil, Paulo Guedes, cuando con contundencia expresó que “la Argentina no es una prioridad; el Mercosur tampoco es una prioridad”. Ciertamente que luego se disculpó públicamente.

viraje. Al contrario de los gobiernos de Fernando Henrique Cardoso y Lula da Silva, que al menos discursivamente asignaban un rol protagónico a la integración regional (Mercosur y Unasur) como plataforma de proyección internacional del Brasil, según Rojas el plan de gobierno de Bolsonaro determina un rol protagónico a las relaciones bilaterales, particularmente con los países desarrollados (especialmente EEUU, Israel e Italia).

De esta forma, el principio de solidaridad con el Sur global y de reconocimiento de las asimetrías en relación a los países de menor desarrollo no es, a primera vista, una prioridad de su acción internacional, de acuerdo con Rojas.

“Creo que se trata de una mirada equivocada, pues los crecientes y complejos problemas internos enfrentados por el Brasil también están contagiando a la región (PCC, Comando Vermelho, Lava Jato). No sería plausible esperar una renovación del Focem, que ha colaborado significativamente para el financiamiento de nuestra infraestructura”, sostuvo.

Rojas historió mencionando que desde el periodo 2014/2015, marcado por la reelección de Dilma Rousseff en Brasil y la caída del precio internacional de los commoditis, la agenda del Mercosur se viene orientando más hacia las negociaciones extrarregionales que a la profundización del proceso de integración regional.

En ese sentido, resaltó que los dichos del futuro superministro de Economía del Brasil seguramente tendrán mayor injerencia sobre la dinámica de las negociaciones comerciales internacionales que sus antecesores.

Oportunidad para atraer inversiones extranjeras
Paraguay deberá afrontar una agenda internacional compleja en los próximos años, particularmente con el Brasil, según Rojas. A su criterio, la inestabilidad política brasileña viene siendo acompañada de una mayor volatilidad del real ante el dólar.A su vez, las persistentes incertidumbres en el escenario brasileño pueden ser una oportunidad para que el Paraguay atraiga inversiones de filiales de multinacionales que busquen diversificar el riesgo de sus operaciones en la región, según apuntó, agregando que hay un contexto de pérdida de dinamismo del comercio global.Las inversiones chinas ayudaron solo parcialmente a solucionar el déficit de inversiones en el sistema eléctrico brasileño, según dijo. Ante un discurso nacionalista y presencia de militares en las decisiones de temas energéticos, es probable que en la renegociación de Itaipú haya presiones brasileñas para reducir el costo de energía generada en el futuro, dijo.
UH