La solidez macroeconómica, el reaseguro del país contra la crisis

Ante los coletazos de la crisis argen­tina y las inseguridades de la eco­nomía del Brasil, nuestros dos principales socios económicos, el ministro de Hacienda ha dado a enten­der una verdad muy simple y contundente: El Paraguay tiene una situación macroe­conómica sólida que ayudará a capear la tormenta. Y esto, obviamente, debido a los aciertos de la administración Cartes que ha trabajado duramente para hacer de nuestro país uno de los más sólidos de la región en su fortaleza fiscal, su economía en creciente ascenso y sus cuentas equilibradas.

Así lo han reconocido los organismos multi­laterales como el Fondo Monetario Inter­nacional (FMI), el Banco Mundial, la Cepal y lo han confirmado consultoras interna­cionales privadas de reconocido prestigio. Como consecuencia de eso, han previsto que la economía paraguaya crecerá este año más que la de la mayoría de los países de Sudamé­rica y seguirá con su prestigio en alza.

Aunque eso no bastaría, pues queda en manos de las actuales autoridades econó­micas continuar con el proceso iniciado y tomar las medidas que requieran los desa­fíos del día a día.

Sumida en una durísima coyuntura eco­nómica que hizo elevar inusitadamente el tipo de cambio de dólar y la pérdida de con­fianza hacia el país, la Argentina se debate en estos momentos en una de sus crisis más fuertes de las últimas décadas. Aunque es un fenómeno recurrente en el vecino país en los últimos 70 años, el sacudón actual amenaza con arrasar las conquistas de los últimos tiempos. Por lo que el gobierno del presidente Mauricio Macri recurrió a nego­ciar con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) para conseguir dinero y anun­ció el lunes último drásticas medidas como retenciones para los principales produc­tos de exportación, la disminución de la cantidad de ministerios para bajar el gasto público y otras medidas de ajuste.

La drástica devaluación del peso argentino hará que sus productos sean más atrayen­tes para los paraguayos, por lo que se teme el gran incremento del ingreso de mercade­rías de contrabando. La fuerte irrupción de los productos ilegales puede poner en jaque a la industria nacional y golpeará muy duro a los comercios y cadenas de supermerca­dos que operan legalmente y son agentes de retención de los impuestos de consumo como el IVA, el Impuesto Selectivo al Con­sumo y representan un sector que crea mucho empleo en el país.

Esta nueva situación es un excelente desa­fío para el nuevo gobierno, que debe dejar de hacer discursos y ponerse a trabajar para impedir el comercio ilegal y buscar ampliar la base impositiva. Con una buena estrate­gia y una inteligente lucha contra la ilegali­dad, el contrabando puede debilitarse y las recaudaciones impositivas no disminui­rán a causa de la informalidad. Las fuer­zas de seguridad deben vigilar las fronteras para que no entre el enemigo llamado con­trabando y las autoridades de Aduanas y Hacienda deben hacer una gigantesca razia en todos los comercios para impedir el delito, castigar a los que delinquen y encau­zar las operaciones ilegales a la formalidad.

Las dificultades señaladas y las que se ave­cinan son una extraordinaria oportunidad para que la administración gubernamental entrante demuestre su capacidad de mane­jar el país, de combatir la ilegalidad como ha prometido en sus discursos y de anotar su primer gol en el partido que está comen­zando a jugarse en el Paraguay con los nue­vos actores que irrumpieron en escena. La excelente situación macroeconómica de nuestro país constituirá el marco de solidez y dará la tranquilidad que se necesita para poder operar con éxito en la tarea.
LA NACION