Habrá que hacer una economía de guerra para que los precios se normalicen, dice Capainlac

El contexto de altos precios no solo afecta a los camioneros o los transportistas, pues todos los sectores se ven involucrados en el uso del combustible como bien necesario para el desempeño de las actividades. La industria láctea es una de ellas y sostiene que habrá que hacer una “economía de guerra” para que los precios se normalicen.

Así lo señaló el presidente de la Cámara Paraguaya de Industriales Lácteos (Capainlac), Erno Becker, con relación al escenario actual que atraviesa el país por la alta presión inflacionaria que desencadena en el aumento de prácticamente todos los productos

“Habrá que hacer una economía de guerra para que todo esto se normalice, debe bajar nuevamente el combustible y el precio de los balanceados para animales para que podamos seguir trabajando sostenidamente”, expresó en contacto con radio 1000 AM, haciendo alusión a la necesidad de tomar algunas medidas.

Ante la consulta de si la leche también corre riesgo de incremento en sus precios, el industrial manifestó que por el momento van a tener que aguantar y no subirlos, y enfatizó que ese es el mensaje que se quiere transmitir a toda la cadena, de modo de no sobrecargar también a los consumidores.

Las empresas lácteas no se ven afectadas solo por altos precios del combustible, sino también de balanceados de animales. Foto: Archivo.
Las empresas lácteas no se ven afectadas solo por altos precios del combustible, sino también de balanceados de animales. Foto: Archivo.

Si bien no descarta que quizás algunas empresas en la desesperación remarquen sus precios, instó a tratar de mantenerlos, ya que en esta situación de incertidumbre no se sabe qué podría suceder, pero asegura que si se incrementan mucho los precios no venderán.

Con relación al consumo, ahondó que Paraguay todavía tiene un bajo consumo per cápita con relación a la región, que es de 135 litros por persona por año, mientras que Argentina y Uruguay están por los 200 litros, Brasil por encima de los 600 litros. Solo se supera a Bolivia, que está por los 90 litros.

Por otro lado, mencionó también la deuda de la Gobernación de Central para con las industrias lácteas, que asciende a G. 8.000 millones, y alegó que las empresas se sienten hasta “desamparadas”, pues ya depende de la voluntad de los gobernadores. LA NACION