Las mujeres suben hasta 4 kilos cuando se enamoran

La felicidad engorda. Lo veo en la cintura rebalsada de algunas amigas que en los últimos años armaron pareja estable y que ahora comparten techo con su querido. A todas nos pasa. Recuerdo que en mi época de señora pesaba más de lo que peso hoy y, sintomáticamente, cuando necesité volver al mercado caí en la cuenta de que primero debía largar los postres y volver al gimnasio para levantar lo que había caído. Quedé divina. Pero así es la vida, cíclica, y cínica: no comemos para estar ágiles a la hora de cazar, y cuando tenemos la presa la engullimos, literalmente.
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Según una encuesta realizada un año atrás por la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad entre más de 2000 mujeres de entre 30 y 40 años, el 81% de ellas coincidió en que cuando encontramos al “hombre de nuestra vida” y formalizamos, engordamos hasta 4 kilos. La comida se vuelve un plan en sí mismo. Un día te hago milanesas, otro me amasás ravioles y los domingos paseamos por el súper llenado el chango de harinas y alcoholes (me salió en versito). Y cuando logramos atarlo a la pata de la cama, atacamos la heladera, dice la encuesta que vengo a refrescar a propósito de otra lectura (acerca de que el orgasmo fingido quema calorías, el real no). Al principio de la relación el 25,6 % de las consultadas confesó dejar de comer compulsivamente, frente el 50,7 % que admitió comer más cuando el vinculo está finiquitando. Claro, siempre lo dulce le gana a lo salado. Al principio de la relación (cuando todavía sos consciente de la enorme competencia que hay ahí afuera) el 24,7 % deja de picotear entre comidas, algo que no puede evitar el 47,5 % de las mujeres que tiene pareja estable, destaca el informe.
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Así somos. Cuando buscamos novio el 42,3 % intenta seguir una dieta saludable, hace más deporte (un 33 %) y el 61,2 % dice tener mucha vida social, frente al 40,3% que admite socializar menos cuando alcanzó el objetivo marido.es que todo pasa al segundo plano cuando lo encontramos. Definitivamente el amor es un sabroso desequilibrio.
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ACAI