Malezas: el costo económico y agronómico de una mala práctica

La falta de rotaciones y de productos llevó a que en sólo tres años creciera en US$ 900 millones el gasto adicional para controlar este problema; fuerte preocupación en Aapresid

Parece la revancha de los yuyos. En la actualidad, en más de la mitad de la superficie agrícola hay algún problema de malezas y el costo de controlarlas se encareció, sólo en soja, en unos US$ 900 millones en los últimos tres años.

En 1996, la aparición de la soja transgénica en combinación del glifosato -este último ya presente- ayudó a simplificar el control de malezas y produjo un importante ahorro de costos. Un solo producto garantizaba el control de las malezas. Sin embargo, el monocultivo de soja en amplias regiones del país (por ejemplo, en Santa Fe el 73% es soja de primera) y el uso continuo del mismo herbicida terminaron provocando una especie de rebelión de las malezas. El glifosato ya nos las controlaba.

En 2006 se encendió en Salta la alarma con un biotipo de sorgo de alepo resistente y de ahí en más el problema explotó. Hoy existen 27 especies resistentes a glifosato y otros herbicidas. Las malezas compiten con la soja por recursos clave como el agua y los nutrientes.

El control de malezas se encareció
El control de malezas se encareció. Foto: Archivo
Hoy, para los productores la preocupación por el impacto de las malezas es clave. En el XXIV congreso de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), realizado la semana pasada, hubo varias charlas con salas llenas sobre esta problemática.

“Éste es un problema para la humanidad, porque impacta en la producción de alimentos reduciendo los rindes. Podemos llegar a perder por ellas el 100% de un lote”, explicó Francisco Cosci, gerente técnico de desarrollo del sistema Chacras de Aapresid.
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Para Cosci, hoy no se pueden poner todas las fichas en una única estrategia o producto. En esta línea, hizo una comparación entre Messi en la selección y Messi en el Barcelona. “Si ponemos todo en un solo jugador (Messi de la selección), vamos a fracasar, pero si a los otros 10 jugadores los vemos con distintas estrategias vamos a tener mayores probabilidades de éxito por actuar en conjunto”, indicó este experto, que aconsejó apuntar a una mayor intensificación y variación de cultivos.

Hernán Mirambell, del servicio técnico de Agrofina, remarcó que de un problema de fácil manejo con el glifosato se pasó a otro más complejo. “Hoy un solo producto no controla todo. Por eso desde las empresas miramos a las malezas desde otra perspectiva, recurriendo a otros herbicidas y modos de acción”, afirmó.

Existe una importante facturación en las empresas de insumos con herbicidas distintos del glifosato. El año pasado, mientras el glifosato movió un negocio de US$ 860,3 millones, herbicidas diferentes del glifosato aportaron ventas por US$ 898,3 millones.

Los productores han pasado de costos de malezas de US$ 20 por hectárea a entre US$ 60 y 120 por la mayor problemática en malezas, que requiere la combinación de productos.

“Este problema le agrega un costo al productor, pero es la consecuencia de malas prácticas de muchos años por el monocultivo de soja y el uso de una sola molécula (glifosato)”, expresó Felipe MacLoughlin, director de América latina de la firma UPL. “De los 36 millones de hectáreas agrícolas el problema de malezas está en 20 millones de hectáreas en mayor o menor grado de afectación”, agregó.

Además de nuevas moléculas y combinaciones de productos, también está creciendo el uso de otras tecnologías. Dupont, por ejemplo, desarrolló el herbicida Ligate, que se usa junto a variedades de soja (32 en la actualidad). Con la tecnología STS ya hay cinco millones de hectáreas y se prevé que sean 10 millones de hectáreas para 2020. En Aapresid, Dupont redobló la apuesta con el sistema Ligate Besty Pack STS. El nuevo producto se ofrece en formulación granulada en un pack para 24 hectáreas y combina dos modos de acción, PPO y ALS, a partir de tres principios activos.

Según los expertos, es importante que en el país haya más rotación de cultivos. Se insiste en que los campos alquilados, donde se hace el 65% de la agricultura, se pueda trabajar con contratos a largo plazo para hacer buenas rotaciones y controles de malezas.

El Estado, que debería dar el ejemplo, no lo hace. Acaba de licitar unas 10.000 hectáreas de las Fuerzas Armadas (sobre un plan total de 30.000 hectáreas) con contratos a una sola campaña, apenas con la posibilidad de prorrogar por otra más.

El top five de las malezas
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Amaranthus

La especie Amaranthus palmeri llegó desde el hemisferio norte y tuvo una rápida difusión desde 2012 en el país. Su tasa de crecimiento puede ser de hasta 4 centímetros por día. Está entre las más difíciles de controlar

Borreria

Es una planta perenne de 20-50 cm de altura. Es de ciclo primavero-estivo-otoñal y se reproduce por semillas y xilopodios. Tiene hojas lanceoladas de 1,2-6,5 cm de largo por 0,2-1,2 cm de ancho

Chloris

Es una de las especies más frecuentes en el sur de Santa Fe y en la provincia de Córdoba. Florece de septiembre a marzo y se reproduce fácilmente por semillas y por estolones. Pueden vivir con sólo 300 mm por año

Rama negra

Germina desde otoño hasta comienzos de verano y presenta gran habilidad competitiva frente a los recursos agua y nutrientes. Por el viento, su semilla puede expandirse hasta 500 kilómetros desde su lugar de origen

Sorgo de alepo

Sobresale por su perennidad a través de rizomas, cuya biomasa y extensión adquiere una magnitud altamente significativa. Interfiere con los barbechos previos a cultivos extensivos y con cultivos primavero-estivales

Fuente: LN

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