Los protectores de la corrupción y la impunidad

Los protectores de la corrupción y la impunidad
Por Andrés Colmán Gutiérrez – Twitter: @andrescolman
No fue ninguna sorpresa, pero sí –una vez más– una triste y lamentable decepción.
La decisión final adoptada por la mayoría de los miembros de la Cámara de Diputados, quienes en la sesión plenaria de este jueves rechazaron las modificaciones a la Ley del Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide), es una decisión política que convalida alevosamente la impunidad y la corrupción.
Al permitir que los intendentes municipales sigan administrando los millonarios fondos destinados a la educación, evitando que pasen a manos del Ministerio de Educación y Cultura, como pretendía el proyecto del Senado, los diputados están dando otra peligrosa señal de apañar la escandalosa manera en que muchos de los jefes comunales han estado robando y dilapidando el dinero público, mientras dejaban que los techos de las escuelas y los colegios se desplomen literalmente sobre la cabeza de los estudiantes, como ha sucedido con el caso más emblemático del Colegio Nacional de Lambaré, en setiembre del 2015.
Es decir, los diputados no solo están salvando a las autoridades corruptas de una situación que hubiera significado un importante signo de castigo político ante la ciudadanía al quitarles los privilegiados fondos –ese necesario castigo que la Justicia tampoco está aplicando como debería en los muchos casos denunciados–, sino que finalmente aparecen haciendo lo contrario: los legisladores en realidad están premiando a los políticos ladrones, al decirles “no hay problema, nos les sacamos el dinero, pueden seguir robando”.
Entre fantasmas, no se pisan las sábanas.
La excusa de que el traspaso del manejo de los fondos sería dar marcha atrás en el proceso de descentralización, no es suficiente. La descentralización se debe ganar mereciendo la confianza de la gente al administrar el dinero que es de todos, y en este caso han sido muy pocos los intendentes que demostraron responsabilidad en invertir adecuadamente en realizar obras importantes, en rendir cuentas con transparencia.
Más bien, pareciera que el gran temor de los diputados era que se les saque a los amigos y correligionarios un fondo muy importante para seguir sosteniendo un modelo de política corrupta y prebendaria, de cara a las próximas elecciones. Probablemente, hayan ganado un recurso cuantioso en ese sentido, del cual seguir echando mano a discrecionalidad, pero a cambio han reforzado su fama de ser los grandes protectores de la corrupción y la impunidad
UH