La zona más violenta del país

Un cadáver en una bolsa negra amaneció el 26 de octubre en Cerro Cora’i, a unos 10 kilómetros de Pedro Juan Caballero. En el primer semestre de este año, Amambay registró 50 denuncias por homicidio, lo que la convierte en la zona más violenta del país.
El homicidio, compañero inseparable del narcotráfico, marca a fuego y sangre la parte violenta de Pedro Juan y otras ciudades que forman la línea fronteriza con Brasil, que despiden cifras de homicidios que van en aumento, en comparación con lo que ocurre a nivel país. En momentos en que se habla de una “guerra” entre grupos narcos de frontera, los números sobre homicidios en Amambay hablan por sí solos de una creciente ola de asesinatos.
De enero a marzo, de las 267 denuncias por homicidio que recibió la Policía en todo el país, 50 correspondieron al departamento de Amambay. Es decir, el 18% de todas las denuncias, cifra que está muy por encima de las 31 denuncias por asesinatos que recibió la Policía en ese mismo periodo pero en Alto Paraná -también, otra zona fronteriza con Brasil- y más alejada de los casos registrados en Central, que cierra el “top” de los tres departamentos con más denuncias con 29 casos en los primeros tres meses de este año.
Estos números fueron revelados por el Observatorio Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana, que se basó en datos estadísticos de la Policía Nacional para elaborar su informe, que representa, por cierto, la primera vez que un ente da a conocer este tipo de cifras. Javier Fernández, técnico del Observatorio que trabajó en el documento, señaló a ABC Color que las estadísticas son muy claras con referencia al nivel de denuncias por homicidio doloso (en el cual se busca deliberadamente la muerte de la otra persona) y que este estudio revela que la situación más preocupante se tiene en la frontera con Brasil.
Si bien Fernández aclaró que estos estudios no revelan -por ahora- directamente las causas de los homicidios, están trabajando actualmente en la segunda parte del informe que es revelar, caso por caso, cuáles fueron las circunstancias de cada asesinato. “Pero no se puede obviar que, teniendo en cuenta las circunstancias de los homicidios, estamos hablando de zonas muy conflictivas”, señaló Fernández.

El especialista dijo además que la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) considera como “epidemia” tener un índice superior a los 10 asesinatos por cada 100.000 habitantes. El Observatorio hizo un cálculo similar pero a partir de 10.000 habitantes, en donde tuvo estos datos: Amambay tuvo en 2014 una tasa de 66,7 asesinatos, Canindeyú 23,09 y Concepción 22,18. “Realmente indican números muy altos y muy diferentes a otros departamentos, como el caso de Ñeembucú, en donde la tasa de homicidio por cada 10.000 habitantes llegó apenas al 0,59”, refirió Fernández.
LAS ZONAS DE LA NARCOPOLÍTICA
El hallazgo del cuerpo envuelto en Cerro Cora’i, Pedro Juan, prácticamente ya no llamó la atención en una ciudad cuya población perdió la capacidad de asombro ante hechos de sangre vinculados a la narcopolítica. Hasta ahora, la Policía no identificó el cuerpo de la víctima, pero confirma que hubo rastros de herida en la cabeza y otros signos de haber sido golpeada. Este descubrimiento no se trató de un caso aislado, ya que fue el segundo cuerpo encontrado en los alrededores de Pedro Juan con similares características. Para los investigadores, ambas personas -hombres mayores de edad- fueron ultimadas en otros sitios y sus cuerpos arrojados en los lugares donde fueron encontrados posteriormente por los vecinos.
El pasado 6 de octubre, hombres armados emboscaron y acribillaron en Pedro Juan al suboficial de Policía Óscar Selvino Vargas, quien en ese momento se encontraba trabajando para el Departamento de Delitos Económicos. Supuestamente, Vargas pasó datos a sus camaradas de Antinarcóticos que permitieron la incautación de una carga de 252 kilos de cocaína en la colonia Fortuna Guazú, de donde precisamente es oriundo Vargas, lo que le valió ser asesinado. Este procedimiento posteriormente sirvió para procesar a los concejales departamentales de Amambay César Augusto Quevedo Isnardi (PLRA) y José María Luis Bogado Martínez (ANR), señalados por los propios intervinientes como quienes abandonaron la mercancía en el monte después de huir tras resistirse a ser verificados en un camino rural.
El asesinato de Vargas no solo puso en evidencia la complicidad política, sino también destapó otro “secreto a voces” sobre los vínculos de la Policía con los grupos narcos con lo vino una semana después del crimen del suboficial. El 17 de octubre, la valiosa carga de cocaína fue devuelta supuestamente al dueño, Clemencio González Giménez, alias “Gringo”, de la propia jefatura de Policía de Amambay, en cuyo depósito estaba guardado el cargamento. Después vinieron varios cambios, pero la carga nunca se recuperó. Ese mismo día, en el que el miedo una vez más se apoderó de las calles pedrojuaninas, el inspector de Policía Juan Claudio Valdez Brítez (34) fue muerto a balazos cuando se desplazaba en su moto-a menos de 80 metros de la Jefatura policial- por unos sicarios que lo siguieron en vehículo.

De acuerdo con los datos del Observatorio, el índice de homicidio por cada 100.000 habitantes bajó en Paraguay. Según esta entidad, en 2014 la cifra de homicidios disminuyó un 3,85 por ciento respecto a 2013, lo que ubicó al país entre los cinco países con menor índice de homicidios en América Latina, junto a Chile, Uruguay, Perú y Nicaragua.
Sin embargo, lo que ocurre en la frontera con Brasil está lejos de acompañar estos datos y va en contramano con las cifras de disminución. En efecto, el promedio anual de denuncias por homicidios que registra el país es de 44,5, completando un total de 550 casos. Sin embargo, Amambay registró en el periodo 2003-2014, un promedio de 87 denuncias por año, seguido muy de cerca por Alto Paraná, que registró un promedio de 86,5 denuncias por año.
Otro elemento insoslayable en esta cuestión tiene que ver con que los altos índices de homicidios se dan en las zonas donde predominan grupos narcos vinculados a la política. En 2014, se registraron 30 casos de homicidios múltiples, el 77 % de los casos se registraron en los departamentos de Amambay, Alto Paraná, Concepción y Canindeyú, en donde grupos políticos están muy vinculados al narcotráfico.
Todo esto se refuerza igualmente con los datos sobre los medios utilizados para los homicidios. Según el Osbervatorio, en los últimos cinco años, el tipo de arma más utilizado en los homicidios fue la de fuego, que fue empleada contra 402 víctimas como media anual (368 víctimas masculino y 34 víctimas del sexo femenino en promedio). De 2010 a 2014, se denunciaron un total de 3229 casos de homicidios en todo el pais, siendo la zona de la frontera en donde se registraron los mayores casos.
Los antecedentes de la narcopolítica tienen historias muy recientes y sangrientas; el 15 de mayo de este año, un grupo armado interrumpió la tranquilidad en la que se encontraba el político colorado Magdaleno Silva, que terminó acribillado en la plaza frente mismo a su domicilio, en pleno casco urbano de Yby Ya’u, departamento de Concepción. En el mismo mes, el centro de la ciudad de Pedro Juan Caballero era testigo del atentado contra Alvaro Gónzález, alias “Mbaracayá”. El vehículo de Gónzalez, supuesto sicario de la zona, terminó con varios disparos de potentes armas de fuego.
Como un caso aislado para la zona de Caazapá -que registra niveles bajos de denuncias por homicidio, con apenas cinco casos en el primer semestre de este año- pero no menos preocupante, se puede citar el atentado que sufrió ayer el candidato a intendente de Yuty por el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), Dr. Nelson Javier Vera Villar, quien resultó ileso, al igual que su chofer.
Mientras tanto, los números de atentados y homicidios van aumentando en la Frontera, con la narcopolítica como estandarte de una epidemia que puede extenderse a todo el país en una época electoral, sangrienta, pero literalmente hablando.
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