Folclore nacional y gastronomía, combinación en peligro de extinción

Los restaurantes y parrilladas folclóricas son una estampa prácticamente borrada del escenario capitalino. Unos pocos estoicamente se resisten a desaparecer y otros brindan ciclos esporádicos con folclore y gastronomía.

Recuerdo. Nery Acosta (1º izq.) y su grupo, en el extinto restaurante Noches Asuncenas.

Los restaurantes que ofrecían música folclórica y que tuvieron su esplendor en las décadas de los 70 y 80 perdieron fuerza en los 90 y en la entrada del siglo XXI prácticamente desaparecieron, revelando un divorcio entre la gastronomía y la música paraguaya, el cual se trasladó a otros espacios, según revelan algunos consultados.

“Creo que la recesión económica de los 80 y 90 afectó a los restaurantes y parrilladas que ofrecían música folclórica. Algunos espacios, como El Bosque de los Artistas, incluían una revista musical que tenía una dirección, guion y participación de varios artistas que actuaban todos los días. Antes, eso tenía su alto costo y hoy se remedia pasando música grabada, ya que reduce los gastos”, indica el cantante Ricardo Flecha.

El artista comenta que varios restaurantes desaparecieron y eso dio lugar a que la música paraguaya se traslade más a las salas de conciertos y a los festivales, dejando que el folclore se aleje de la gastronomía. “La música folclórica hoy está más presente en los festivales del interior, espectáculos en salas o fiestas privadas. Pareciera que la cultura y el entretenimiento musical van por otras vías y los artistas van a esos espacios”, refiere el cantante.

Recuerda que los shows iban de lunes a lunes, pero la recesión fue acortando estos espectáculos llevándolos primero de miércoles a domingo, luego a fines de semana, hasta finalmente extinguirse.

“Si un turista quiere comer en algún lugar para escuchar música paraguaya, se debe buscar con lupa y podría encontrarse que algún hotel o bar ofrece presentaciones, más bien esporádicas”, dice Flecha.

CAMBIOS. La agente cultural Marlene Sosa Lugo considera que fueron otros tiempos y cree que la música paraguaya hoy necesita de más espacios, especialmente para los mayores. “La música joven consiguió espacios de bohemia y el underground también, pero la música paraguaya ya no tiene casi nada”, dice.

Pese a la extinción de los locales gastronómicos con música nativa, Sosa Lugo recomienda La Pascuala (Manduvirá casi Chile), un sitio con arpa paraguaya y danza, con shows esporádicos.

Otro espacio que todavía une el folclore con la gastronomía es el Rancho de Nery (1º de Marzo y Francisco Wisner, Lambaré), a cargo del músico y cantante Nery Acosta, quien antes gestionaba el desaparecido restaurante Noches Asuncenas. Este sábado, desde las 21.30, habrá un show con servicio gastronómico.

Renovando la movida folclórica, se suma el ciclo de los lunes de folclore y sopas, desde las 21.30, del Bar Drácena (México 732 casi Herrera).

EXTINTOS. Entre los espacios icónicos de Asunción que ofrecían música paraguaya en los 70, 80 y 90 figuran La Curva (Próceres de Mayo casi Rodríguez de Francia), El Bosque (Aviadores del Chaco y San Martín), El Jardín de la Cerveza (Rca. Argentina y Castillo), El Triángulo (Colón y Carlos A. López), Hermitage (15 de Agosto casi 2ª Proyectada), La Carreta (Aviadores y San Martín), El Rosedal (5ª y EEUU), El Palenque (Eusebio Ayala y Bartolomé), y Restaurant Show Yguazú (Choferes del Chaco y 25 de Mayo). La lista incluye a Ñandutí, Panuncio (sobre Eusebio Ayala), La Cascada, El Bar de los Artistas (Gral. Santos y Tte. Fariña), Ciervo Blanco (José A. Flores y Radio Operadores del Chaco), y otros.

Opinión
“No valoramos a nuestros artistas”
“Los restaurantes, bares y parrilladas que ofrecían música folclórica han muerto. Considero que somos menos patriotas que antes y nos dejamos llevar por las influencias foráneas, ya que la música internacional pareciera que nos invade. No valoramos a nuestros artistas locales. Pese a que el folclore ya no está presente en los restaurantes, solo excepcionalmente el folclore hoy está presente en grandes festivales del interior del país, donde suena nuestra música. Uno de los pocos lugares que se resisten a desaparecer es el Rancho de Nery, que ofrece música los fines de semana en Lambaré”. Juan Pastoriza, locutor.
UH