La economía brasileña puede estar en el medio de la más severa crisis desde la gran depresión de 1931, de acuerdo con un análisis publicado en la víspera por O Estado de São Paulo, uno de los diarios más importantes del vecino país.
Ya existe un consenso entre los analistas en el sentido de que Brasil enfrentará 2 años de recesión, algo que no ocurre desde los años 30.
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El Bank of America Merrill Lynch ya pronostica un 2016 con una contracción de 3,5% del producto interno bruto, peor al 3,3% proyectado para este año. Por su parte, el BNP Paribas pronostica una caída de 2,5%, mientras que los bancos brasileños como Itaú y Bradesco hablan de una contracción entorno al 3%.
‘‘Para este año prevemos una profundización de la caída arrastrada por el sector industrial. Las existencias continúan elevadas, sobre todo en la industria automotriz’’, dijo a Estadao, Rodolfo Margato, economista del banco Santander, entidad que revisó su proyección de PIB de -2,8 a -3,2% para este año.
La revisión por parte de los bancos y consultoras privadas se dio como consecuencia de los débiles indicadores divulgados en lo que va de este segundo semestre, señala el periódico brasileño.
DESEMPLEO
Las señales de deterioro del mercado laboral empezaron a sentirse con la caída de las ventas en el sector comercial.
El índice oficial de desempleo alcanzó 8,7% para el cierre del tercer trimestre, el más elevado desde 2012, cuando se cambió la metodología de cálculo.
Hoy casi 9 millones de brasileños están buscando trabajo y las proyecciones hablan de que al menos otros 3 millones correrán con la misma suerte.
Impacto social: 10 millones volverían a la pobreza
Siempre según las estadísticas publicadas por Estadao, la mayor parte de las 3,3 millones de familias brasileñas que salieron de la pobreza entre los años 2006 y 2012 volvieron a la base de la pirámide.
De 2015 hasta el 2017, unas 3,1 millones de familias, es decir, unos 10 millones de brasileños deben engordar las clases D y E, subraya el estudio.
Estas personas habían logrado acceder a productos y servicios que antes no podían pagarlos, como seguros de salud privado, educación superior y vehículos.
Ahora, afectadas por la disparada del desempleo y la inflación, estas familias hacen el camino de vuelta.
La vendedora María Aziel Pereira, consultada por este diario, comentó que tuvo que recortar gastos para llegar a fin de mes y que uno de ellos fue dejar de comer fuera de casa.
Ella es una de las víctimas de la ola de despidos que se registra actualmente en Brasil. 5DIAS.
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