De vender chipa a tomar colores y pincel: “Pintando siento que estoy en otro mundo”

Me llamo Ricardo Núñez. Me dedico a la pintura y al arte hace más de 30 años.

Me inicié con la pintura desde los 12 años. No fue tan fácil, porque tuve que ir a la Argentina a aprender esta profesión. De chico era vendedor de chipa, mi mamá vendía chipa y mi papá era un trabajador de la olería. No era buena la situación económica que pasábamos como familia. A los 14 años me fui a la Argentina. En ese país empecé vendiendo chipa. Luego pude entrar a una escuela de arte que era municipal. Como no se cobraba nada, estudié. Luego pude ganar un concurso y tuve una beca. Me fui a trabajar a la Facultad de Arte de Buenos Aires. Soy considerado uno de los mejores retratistas del Paraguay. Seguramente por eso me pidieron trabajos Roque Santa Cruz, Tacuara Cardozo. Muchos futbolistas. También varias personas que son conocidas y famosas están entre mis clientes. Estuve como invitado en varios programas de televisión donde me entrevistaron. Mi fuerte es el retrato. Hay gente que está empezando a copiar mis obras. Por eso estoy empezando a poner algunos códigos para que se sepa que es original mío. Tengo un retrato que hice del Mariscal López llegando a Azcurra. Esa imagen yo la creé, no está en ningún libro. También de la Batalla de Yhaguy. Trabajo. Estos murales que hice en el Colegio Cristo Rey tienen 136 metros de largo y tienen entre 26 y 30 litros de pinturas. Una parte cuenta lo religioso y otra la historia de Caacupé. Con el intendente de la ciudad, proyectamos que toda esta manzana tenga murales que cuenten la historia de Caacupé. Van a ser alrededor de 600 metros, que van a abarcar el Colegio Cristo Rey y la escuela Teniente Fariña. En esta última parte los murales van a tratar más de los ilustres, los que hicieron algo por Caacupé, muchos personajes. Los murales que están ahora empiezan contando desde la Anunciación de María hasta el Bautismo de Jesús. También está lo que pasó en Azcurra durante la Guerra de la Triple Alianza. Creo que esa parte de nuestra historia se va perdiendo, no hay muchos materiales que cuenten. Ahí pasaron muchas cosas y por eso yo quiero contarlo con las pinturas. Rescatar esa parte de la historia que tocó muy de cerca a Cordillera y para que no se pierda. Este trabajo lo empecé hace ocho meses aproximadamente y lo hicimos con mi hijo, entre los dos terminamos. Hay partes donde lleva pintura sintética al óleo, donde va llevar retratos. El óleo solo es débil para estar a la intemperie y la sintética es mucho más fuerte. Hay otras partes que lleva pintura acrílica al agua y con barniz. Tiene todo protector, pero no va a aguantar mucho tiempo. A este trabajo se le tiene que hacer un mantenimiento cada seis meses. Esto está a la intemperie y como se puede ver no tiene protección. La verdad que mucha gente de todas partes viene y se toman varias fotos. Ojalá que se cuide. Nunca faltan personas inadaptadas que quieren dañar las pinturas. Por suerte acá en Caacupé todavía no pasa esto. Se respeta muchísimo. Esto era un sueño. Siempre quise pintar algo en mi ciudad y ahora se me está dando la oportunidad, gracias a la Municipalidad y Gobernación. Gracias a Dios estoy enseñando acá en mi ciudad, tengo trabajo. Quería demostrarle a la gente esto y quería rescatar esa historia de Caacupé. Y se nos dio la oportunidad. Filosofía Para mi la pintura es mi vida, mi sueño. Pintando estoy en otro mundo. Es como si uno conociera otro mundo. La pintura tiene sus secretos y es algo mágico. Realmente es algo increíble. Solo un artista va a poder describir eso. Mi sueño es que acá en el departamento se tenga una escuela de arte para todos los jóvenes, que los pueda alejar de las cosas malas. Esta es una profesión muy hermosa que se valora poco. Siempre fue mi sueño enseñar y ahora mismo tengo una escuelita de arte. También soy exigente conmigo mismo. Sé que hay chicos que no cuentan con recursos para pagar a un profesor, pagar los materiales. Eso no debería tener costo. Debe ser algo de interés de las municipalidades y de las gobernaciones. Que se invierta en estas cosas.

De niño y siendo joven, Ricardo Núñez cargaba una canasta de chipa. Luego, por su talento natural, empezó a cargar paletas y pinceles para retratar personajes y partes de la historia que reflejan los murales exhibidos en Caacupé.

Eso no debería tener costo para quien lo desee. Debe ser algo de interés de las municipalidades y de las gobernaciones. Que se invierta en estas cosas.

Dardo Ramírez

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