Con gran despliegue, la FTC muestra ganas de cazar a soldados del EPP

Con gran despliegue, la FTC muestra ganas de cazar a soldados del EPP
Entre el sábado y domingo, al menos tres encuentros a fuego cruzado protagonizaron efectivos de la FTC y miembros de la banda armada EPP. El vocero dice que se recupera la confianza de la gente.
Por camionadas. Varios transportes llenos de efectivos militares y policiales se encuetran en la zona de Arroyito.
Por Darío Arámbulo

CONCEPCIÓN
Los miembros del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) se encontraban –según fuentes de inteligencia– en la zona del Cerro Guaraní para reabastecerse con la logística. Aunque no lo mencionan de manera oficial, los miembros de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) se habrían cruzado con el primer anillo de la organización terrorista liderada por Osvaldo Daniel Villalba Ayala, alias comandante Javier González.

El primer enfrentamiento se dio el sábado, en horas de la mañana, cuando los dos vigías epepistas, al ver una patrullera de la FTC, lanzaron granadas que hirieron a dos agentes. Rápidamente se inició un enfrentamiento y, por los rastros de sangre en la escena, se presume que habría un terrorista malherido, según mencionó el teniente coronel Simón Leguizamón.

El domingo siguió la incursión armada en la zona del cerro y cerca de las 17.00 se dio el segundo encontronazo, a unos 5 kilómetros del sitio del primer enfrentamiento.

Ese día además encontraron un campamento que sería del primer anillo de la banda armada, a escasos metros de donde se produjo el contacto. Allí nuevamente hubo un cruce de fuego con lo criminales.

En el lugar había nueve hamacas, siete mochilas, alimentos y pertrechos, que fueron abandonados por los criminales en la huida.

Los datos que manejan los investigadores es que esta célula del EPP se instaló en la zona del cerro solo tres días antes del choque de fuego, el fin de semana último.

CALETA. Si bien los criminales lograron escabullirse en el tupido monte y las cavernas que se conoce que existen en el cerro Guaraní, los uniformados militares y policías encontraron importantes evidencias. Enterrado estaba un tambor que guardaba valiosos objetos de la banda. Esto fue hallado a unos 150 metros del campamento.

En la caleta había prendas de vestir masculinas y femeninas, pistoleras, pasamontañas, municiones calibre 5.56 y 7.62, una pistola calibre 9 milímetros, cargadores del fusil automático M-4, un cinta de proyectiles para ametralladora antiaérea calibre .30, y varias granadas de mano de procedencia brasileña, que habían sido robadas luego del múltiple crimen de los ocho militares en Santa Rosa del Aguaray.

En el campamento también encontraron aparatos electrónicos como notebooks, cámaras, soportes informáticos, y un teléfono celular que sería de una de las víctimas de secuestro. También elementos de comunicación como walkies con frecuencia, radios, paneles solares y baterías.

“El tambor estaba abierto. Quitaron todo lo que pudieron para poder darse a la fuga”, indicó Leguizamón.

Esta es la segunda caleta que se encuentra en la historia de la lucha contra el EPP. La primera había sido encontrada luego de que el guerrillero arrepentido Rubén Bernal había llevado a la Policía donde se enterró el tambor.

UH