“Cada mujer tiene un poco de todas las mujeres”

Tú, que eres sobrina de un presidente, habrás crecido respirando glamour.

Sí. En verdad, mi tío Fernando era muy sobrio, no lo hacía sentir para nada, pero sí estaba rodeado de diplomáticos, gente de mucho mundo.

Y su primera esposa, Carola Aubry, era una mujer muy sofisticada, ¿no?

Tenía un gusto increíble. Aparte, era una mujer con múltiples talentos. Sabía de decoración, de comida, de ropa. Era una mujer no solo sofisticada, sino con mucho talento y recursos.

Cada mujer tiene un poco de todas las mujeres

¿La llegaste a tratar?

Claro que la conocí, porque, si bien ellos se separaron mucho antes de que yo me acuerde, sus nietas –mi mamá es prima hermana y prima segunda del presidente– eran de mi generación y yo paraba mucho con ellas.

¿Esa cercanía formó tu gusto por la moda?

No. Yo creo que estar expuesta a cosas bonitas, de hecho sí te hace ser más exigente, sin que sea una decisión consciente. Mi mami también tenía mucha pasión por las antigüedades y yo las adoro. O el hecho de estar rodeada de gente que habla diferentes idiomas. El francés lo uso ahora mucho por el trabajo, pero lo estudié porque me parecía un idioma espectacular, elegante…

Además, es el lenguaje de la moda.

Es el lenguaje de la moda y de la diplomacia. Yo lo estudié por pura estética, y ahora todos los años viajo a las ferias en París y lo uso full. Las personas se sorprenden y te tratan distinto también.

Y la mítica elegancia de la mujer francesa es real, ¿verdad?

Sí. La francesa es sofisticada y sin verse muy producida, de forma natural.

¿Es lo que marca tu tendencia?

Sí. Lo que busco es que sea ropa superusable. Yo creo que cada mujer tiene un poco de todas las mujeres, en el sentido de que quieres verte seria, profesional, correcta, y de pronto estás con tu marido y quieres verte sexy o sensual, o estás con tus amigas y quieres sentirte y verte divertida y joven.

¿Cómo decides dedicarte a la moda?

Siempre me gustó de chica, pero la moda a mi manera. No me gustaba ponerme lo que estuviera de moda ni lo que todo el mundo tenía. Siempre buscaba algo distinto y me acuerdo que no asaltaba solamente el clóset de mi madre, sino también el clóset de mi padre.

¿¡De tu padre!?

Sí. Mi padre era supergordo, gordo, gordo… Y yo, que tenía 15 años, me ponía sus camisas de terno, una debajo de la otra, y las abría en el cuello, ponía un cinturón encima, con leggings o una minifalda chiquitita o un short… De verdad que se veía divertido y me preguntaban: ¿dónde te has comprado esto?

Hay quienes dicen que la moda es un instinto, más que un aprendizaje.

Yo creo que la moda es una forma de comunicarte. Tú quieres estar a la moda porque quieres sentirte moderna pero, en el fondo, la mayoría de la gente quiere sentirse guapa, atractiva. Si tú le preguntas a cualquier mujer “¿quieres verte supermoderna o superatractiva”, todas te van a contestar “superatractiva”.

Has llevado tu ropa a Dubái. ¿Cómo fue esa experiencia?

Lo de Dubái ha sido algo bien rico… Nosotros tenemos una tienda ahí y, como es otro hemisferio, están comenzando la temporada de primavera, y mi colección primavera-verano es minifaldas, shorts, vestidos cortos.

¿Todo eso en un país musulmán?

Sí. Y el desfile fue en el anfiteatro del Madinat Jumeirah, un complejo superlujoso, y si bien era con invitación, había una zona que el público podía ver. Entonces, teníamos que regirnos por las normas de la religión y la política de los emiratos, que ordenan que no se pueden mostrar hombros ni rodillas. Tuve que rediseñarlo todo y fue un reto, porque tenía que verse de verano, pero estar todo supertapado (risas).

¿Sientes que el nombre Michèlle Belau es un poco como tu alter ego?

Yo sí siento que la mujer Michèlle Belau se puede identificar un montón conmigo, porque creo que las mujeres de hoy vivimos preocupadas de tantas cosas y, entre las preocupaciones reales y superimportantes que tenemos, como puede ser la carrera, la casa, la familia, los hijos y el esposo, también estás tú. Lo que pasa es que siempre te dejas al final.

¿Así eres tú?

Para mí, lo ideal es poder diseñar prendas que hagan que la mujer invierta poco tiempo, porque en verdad todas combinan; que, además, sirvan por mucho tiempo, porque trato de que no sean tan tendencia sino sumamente atemporales.

¿Michèlle Belau es la parte sofisticada, francesa, que hay en ti?

Yo creo que en todas las mujeres. ¿A qué mujer no le gusta sentirse glamorosa, femenina? ¿Pero también a qué mujer no le gusta sentirse importante, fuerte, en el sentido de que no quiere ser frágil, aunque también te gusta que te protejan?

¿Eso es lo que sintetiza tu marca?

Yo creo que sí. La mujer es bastante más complicada de lo que los hombres creen y eso que ellos ya nos tratan de complicadas. En el siglo pasado, etiquetaban a las mujeres como la mujer ama de casa, la mujer feminista o la mujer profesional. Sin embargo, ahora puedes ser todas esas cosas. Podemos ser todo lo que nos propongamos.

LA FICHA

Nací en Lima hace 41 años. Desde pequeña me interesó la moda. Estudié Diseño de modas y trabajé en el negocio de la familia de mi marido, pero quería algo mío: mi propia marca. Uní el segundo nombre de mi esposo, Michelle, y la mitad de mi segundo apellido, Belaunde, y nació Michèlle Belau. Cuando empezamos nuestro negocio, veníamos de pasar una crisis económica y arrancamos de la nada. Ahora vendemos en grandes almacenes, tenemos cuatro tiendas en Lima, dos en provincias y una en Dubái con una propuesta dirigida a la mujer de hoy.