Toyota promete una batería con el 90% de la capacidad inicial ¡durante 10 años!

El futuro SUV eléctrico que anticipa el Toyota bZ4X y primer eléctrico 100% de la marca, además de estrenar la versátil plataforma e-TNGA que compartirá con el Subaru Solterra, según Toyota contará con una batería que promete mantener el 90% de su capacidad tras diez años de uso.

Así, con una batería de alta durabilidad como esta, un auto eléctrico nuevo que por ejemplo tenga una autonomía de 500 kilómetros, aún debería tener 450 de alcance después de su primera década de vida.

Aunque este dato podría verse afectado por circunstancias como el uso de carga rápida -Toyota no revela aún información al respecto- o por el mantenimiento recibido por el vehículo en este período de tiempo y la forma de conducir de su propietario, entre otros factores.

Sea como sea, la llegada de una batería de larga durabilidad es una gran noticia, y no solo para la marca, pues de conseguir su objetivo abre la puerta a baterías más potentes cuyo desarrollo y fabricación generarán menos impacto en el medio ambiente. Además, por su menor costo de producción, podría contribuir a una mayor democratización de los vehículos eléctricos.

En una conferencia reciente para inversores y en torno a la estrategia de la compañía hacía su plan de electrificación, el director de tecnología de Toyota, Masahiko Maeda, ha revelado importantes avances en cuanto a su estrategia de desarrollo en sus vehículos eléctricos y a la inversión necesaria para ello.

El plan de la marca es aumentar significativamente las ventas de automóviles electrificados y se han fijado como objetivo ocho millones de unidades vendidas por año para 2030, incluyendo aproximadamente dos millones de vehículos 100% eléctricos y con celda de combustible de hidrógeno.

Para lograr este objetivo, Toyota invertirá alrededor de un millón y medio de millones de yenes (13,6 miles de millones de dólares) hasta 2030 para la investigación y desarrollo tanto de sus baterías como de un sistema para su suministro optimizado, que constará de un total de 70 líneas de producción (aproximadamente 200 GWh anuales) para 2030.

De forma paralela, la empresa trabaja para reducir el costo de sus baterías actuales por vehículo en un 50% junto a sus socios estratégicos CATL, BYD´s, GS Yuasa, Toshiba y Panasonic.

En cuanto a la durabilidad de las baterías, el objetivo actual de lograr el 90%, es realmente ambicioso si se compara con el que contaban ya los híbridos de Toyota (alrededor del 50-55% para la primera generación del Prius y alrededor del 60%-65% para la segunda, según Maeda).

Por el momento la compañía no ha especificado cómo pretende lograrlo, pero lo que sí ha adelantado es que para su éxito el plan se basa en su holgada experiencia en el terreno de los híbridos y en los resultados de múltiples pruebas que se están llevado a cabo, por ejemplo, en torno a sistemas avanzados de monitoreo de la temperatura de las baterías.

De los resultados obtenidos, se sabe que cada celda de la batería muestra signos de generación de calor anormal localizada “durante la conducción enérgica” y por tanto, trabajan para controlarlo y evitarlo.

Por el momento, Toyota continuará usando baterías de NiMH en híbridos, baterías de iones de litio en los híbridos enchufables y además, intentará agregar baterías de estado sólido a su gama, de forma progresiva. En este sentido, su prototipo LQ es toda una declaración de intenciones.

El desarrollo de las baterías más potentes y duraderas es crucial para el futuro de los modelos eléctricos, pero el proceso es delicado y plantea algunos desafíos de vital importancia para un planeta que necesita rebajar las emisiones de carbono de forma urgente.

Para conseguir esto, las baterías de los eléctricos deben de ser limpias, seguras y sostenibles, pero también debe serlo su proceso de fabricación. Si se parte de la extracción de la materia prima, en la actualidad el litio se impone, aunque con la elevada demanda mundial que se prevé de este material en la próxima década por parte de la mayoría de fabricantes, se estaría a las puertas de crear un nuevo -e irreversible- problema de contaminación.

Es evidente que la extracción indiscriminada del litio deberá replantearse para que sea más ética, y aunque existen proyectos ya en marcha se encuentran todavía en fases muy tempranas de desarrollo. Además de la extracción, el reciclaje del litio cuando las baterías llegan al fin de su vida útil es otro de los grandes problemas a atacar en la carrera para la transición hacia la movilidad 100% eléctrica.

Según un estudio reciente de Greenpeace, un total de 12,85 millones de toneladas de baterías de autos eléctricos llegarán al final de su vida útil entre 2021 y 2030, y que no exista un procedimiento estandarizado para fabricarlas -en cuanto a diseño y materiales, entre otros- dificulta su reciclado correcto. Por el momento, iniciativas como la del Laboratorio Nacional Argonne en el Departamento de Energía de EEUU tratan de abordar este problema.