La frontera seca fue absorbida por el portugués ante supremacía del Brasil

Tanto Pedro Juan Caballero como otras ciudades de Amambay sucumbieron ante la hegemonía impuesta por el vecino país, a la luz del vínculo comercial que sostiene a la población de la zona.

Marciano Candia

AMAMBAY

La Municipalidad de Pedro Juan Caballero (PJC) es la única en el décimo tercer departamento que cuenta con ordenanza para regular y controlar propagandas y carteles en portugués diseminados en toda frontera seca.

Sin embargo, los otros municipios de fronteras como Zanja Pytã, Capitán Bado o Bella Vista Norte no tiene ningún regulador y los lugareños escriben como les parece mejor y como les conviene, en virtud a su superviviencia.

La señalada ordenanza de PJC –aprobada en 2006 y retocada en 2011– prohíbe fijar carteles, precios y denominaciones en idioma extranjero. A pesar de esto, el portugués domina la cartelería y publicidades en la vía pública.

En vez de cubiertas o neumáticos, en los carteles se lee ‘pneus’ (llantas), ferramenta en vez de herramientas, alinhamento en vez de alineación y muchos otros más.

Fabiana Pérez, propietaria de un puesto de venta en la línea internacional, suscribió que esto no es de ahora y que nunca se prohibió. “Eso nunca fue prohibido, siempre los precios y los nombres están a la vista de la gente en portugués porque así únicamente llegamos a vender, varios de ellos no hablan el castellano porque vienen de otro estado del Brasil”, expresó.

Entiende que, así como el resto de locales comerciales y vendedores en PJC, para poder sobrellevar la situación económica “debemos adecuarnos al sistema”.

“No solo nosotros ponemos los precios en real o hablamos en portugués, los grandes centro comerciales solo usan el dólar y el real porque los visitantes no conocen la moneda nuestra ni hablan nuestro idioma”, apuntó al sostener que “los visitantes no conocen nuestra moneda ni hablan nuestro idioma”.

RECIPROCIDAD. Para la Lic. María Victoria Rodríguez, encargada de cátedra de castellano en varias instituciones educativas, no existe reciprocidad, ya que las cartelerías en español en el lado brasileño se castigan con fuertes multas.

“Les invito a la gente que pasen al lado brasileño si encuentran algún producto o precios escrito en español, no es permitido, entonces la reciprocidad no hay. Sin embargo, nosotros acá, aceptamos todo”, cuestionó.

Las autoridades locales, dijo, deben obligar a respetar, en especial, a los extranjeros que se ganan fortunas en PJC. “Aparte de escribir carteles en portugués, la mayoría vive en Ponta Porã y solo pasan acá en el horario comercial con sus respectivos funcionarios”, tiró. UH