En una de las esquinas de la Laguna Punta Porá, existía un gran árbol de mango (sigue ahí)

Baú recuerdos..
Cuentan los antiguos vecinos que ese frondoso mangal, ya estaba ahí en los tiempos de la Yerba Mate. Se contaban muchas historias de esa esquina y de ese árbol. Cuando eramos niños ese espacio de sombra, nunca era tomado por las aguas de la laguna. Era el paso obligado de todos los que venían al centro de la ciudad o la iglesia. Menos por la noche y peor si era viernes. El paso se veía como un desierto en los días nublados o que presagiaban tormenta. Solían contar que una novia abandonada en el altar, se suicidó por la rama más grande, colgándose de él. Muchos eran los testigos que la vieron, en días de tiempos nublados. No creíamos tanto, pero por las dudas nunca pasábamos por ese lugar cuando las nubes negras estaban presentes. Solíamos juntarnos con los hermanos Alvarenga, los hermanos Mendoza, y otros niños de esas áreas a jugar balita balita, en la sombra por horas, hasta la tardecita que todos volvíamos a nuestras casas. En el barrio vivían tres hermanos, que solían desafiar al árbol, y solían decir que si la ven a la muerta, la harían triza a hondazos. Eran muy altos y de ojos verdes. Una siesta de diciembre, jugábamos “bala pe” y ya el árbol estaba lleno de frutas
Un chico que pasaba por ahí, desafiando a las alturas se sube por los gajos y cada vez subía más alto. Nos olvidamos de él, y al caer la tarde empezó a cerrarse el cielo y llegan los 3 hermanos, y nos dicen que pescarán por la muerta colgada. El que subió al árbol no bajaba, no sabía cómo. Y estaba allá arriba en silencio, todos nos vamos a nuestras casas, y los desafiantes se quedan a tirar con la a honda a ranas, y en ese momento se rompe el gajo y el chico se cae entre las ramas y viene gritando los caza fantasmas, se miran, y con el grito del que caía, explota un rayo!…no los volví a ver a ellos por el mangal jajaja.