Tilapia casi mata al “Rambo de la pesca”

PASÓ. Después de varias “proezas”, uno de los animalitos fue más rápido y se le escurrió de las manos entrando derechito en su garganta, y casi omano asfixiado
POR UNOS CENTÍMETROS. Este pedacito de pescado a punto estuvo de costarle la vida.
¡Es posible! Si el pez cae por la boca, también es por ahí por donde se mete. Y si no, que lo diga un pescadorcito de 18 años que se quiso hacer del “nene rudo” mientras pescaba tilapia.

Una vez que las agarraba y las sacaba del agua no encontró mejor forma de “domarlas” qué arrancándole la cabeza con ¡sus propios dientes!
Pasó la primera, pasó la segunda, pasó la tercera, pasó la cuarta… pero en una de esas pasó lo que tenía que pasar. Una de las tilapias se pasó de viva y no pasó. ¿Mba’e?
Uno de los pescaditos cuando estaba a punto de serle arrancada la cabeza, se le adelantó escurriéndose de sus manos y metiéndose derechito en la garganta.
Ahí nomás, el “Rambo de la pesca”, que dicho sea de paso ya le había dado una dura batalla a unas cuantas petacas, se quedó ahogado y sin poder respirar porque el pescadito le tapó la tráquea, qué es por donde sí o sí tiene que pasar el aire hacia los pulmones.
En medio de la desesperación, sus kapekuéra lo llevaron al Hospital de Trauma, en calidad de emergencia, donde el equipo del doctor Aníbal Filártiga le hizo chulear de una muerte segura.
El doctor Pablo Rodríguez, quien fue el que estaba a cargo del equipo médico que trabajó este domingo, ordenó una rápida broncoscopía, que fue la que le permitió liberar la garganta para que pase el aire y le salvó la vida, lo que le va a permitir contar la historia.
Eso sí, para darle el alta al “Rambo de la pesca” le van a ordenar que otro día si quiere comer pescado para poder yerar se asegure que esté bien cocinado.
¡Casi 10 centímetros de largo tenía ra’e el pececito!
El pescadito que se le “plantó” al pescador tenía poco menos de 10 centímetros de largo, y esa es la distancia a la cual estuvo la muerte.
Si bien es cierto que se fue a pescar con caña, fue la “otra” caña la que hizo que tome una actitud desafiante y que además le complicó en gran medida el trabajo a los profesionales médicos, que como nunca tuvieron que de “pescadores de garganta revuelta”.
El excelente trabajo del equipo médico del Hospital de Traumas, que está acostumbrado a vérselas con situaciones inéditas, fue clave para que el final de historia no sea una tragedia, sino por el contrario, una anécdota que esperan no se vuelva a repetir. Pero igual, van a estar a la “pesca”.
Con caña
El joven no solo tenía caña de pescar, y eso fue lo que más complicó la labor de los que tuvieron que luchar por su vida. CRONICA
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