El paraguayo que googlea

Trabajar en Google es el sueño de muchos jóvenes en el mundo, pero para Cristian Cibils es una realidad que dejó de ser fantasía gracias a su dedicación y esfuerzo. Este profesional paraguayo nos cuenta cómo es su vida en los Estados Unidos trabajando para una de las empresas más codiciadas como destino laboral.

Ya hace dos años que Cristian Cibils es estudiante en la Stanford University, de California, Estados Unidos. Cursa la carrera de Inteligencia Artificial y tiene a la mayoría de sus compañeros en proceso de concretar sus pasantías en las grandes empresas del sector. Es el ejemplo que piensa seguir.

Hoy recuerda ese momento. “Tuve la suerte de estar rodeado de la gente más inteligente y motivada del mundo durante mis estudios en Stanford, y la norma ahí es hacer pasantías durante las vacaciones de verano. Al terminar mi segundo año de facultad mandé mi currículum a casi todas las empresas de tecnología de Silicon Valley, y Google fue la que respondió”, relata.

Ahí empezó el proceso de entrevistas con la gente de Google, que lo llevó a una pasantía —que después lo llevó a otra— y que culminó con una oferta de trabajo para cuando Cristian terminase su carrera. “Creo que mi esfuerzo en Stanford, siendo buen alumno, asistente de cátedra y luego instructor, me abrió muchas puertas”, confiesa Cibils.

Nuestro compatriota trabaja actualmente como ingeniero de software en Google Shopping, la división de Google que se encarga de mostrar resultados de productos. “Hoy en día la funcionalidad todavía no está disponible en Paraguay, ya que nos falta desarrollar más el ecosistema e-commerce, pero es el área de ads (anuncios) y search (búsqueda) que más crece dentro de Google”, explica.

Un día en la vida

Cristian cree que su día a día no es tan diferente al de alguien que vive en Asunción. Se despierta, desayuna, va al trabajo y después de la jornada laboral vuelve a casa, pasa tiempo con amigos, sale o toca la guitarra. “Lo que me encanta y a la vez me sorprende todavía es no tener horario fijo. Hay días que empiezan temprano y terminan tarde, días que empiezan tarde y terminan temprano, y cualquier combinación posible”, relata.

Adaptarse a una nueva forma de vida y cultura suele costar, pero Cristian dice que los cambios no le supusieron mucho esfuerzo. La diferencia más significativa es que el ritmo de vida es más acelerado y tuvo que aprender a cenar más temprano; con el idioma no tuvo problemas, porque enseguida se acostumbró al inglés.

Viajar y radicarse en otro país, para estudiar, para trabajar, significa también renunciar a todo lo que uno tenía antes de emprender la aventura de salir de Paraguay, pero Cristian asegura que no siente que haya renunciado a nada, y si bien admite que, sin duda, extraña a su familia y a sus amigos, siente que tuvo la oportunidad de crecer y adquirir mucho más de lo que jamás se hubiese imaginado.

Alejarse de la familia quizás sea lo que más cuesta, aunque Cristian tiene la suerte de que su hermana estudie en Berkeley, a una hora de distancia. Además, sus familiares aprovechan cada oportunidad que tienen para visitarlos. Claro que el joven también se asegura de volver a Paraguay al menos dos veces al año, así se mantiene al día con los acontecimientos que involucran a sus amigos y al país.

Cristian es el único paraguayo en su oficina, y ahí no llegan muchas noticias sobre Paraguay. Tampoco le preguntan mucho sobre su país; al principio sí averiguaban un poco más. Se interesan, sobre todo, por la comida. Hay otros latinoamericanos, algunos argentinos y brasileños, pero son contados con la mano los oriundos de nuestra región.

¿Qué se necesita para llegar a dónde él ha llegado? Cibils contesta que hay que tener ganas, curiosidad y caradurez. “Ganas, porque el proceso es duro y difícil, lleva mucha preparación y tiempo; curiosidad, porque creo que es el valor madre para desarrollarse como profesional y experto; y caradurez, porque así se empieza, con la actitud de que se puede antes de saber con seguridad que nos va a ir bien”, afirma.

Futuro

Cristian es alguien que tiene en su horizonte el progreso constante. Para él no existe un techo. “El techo es una mentira, Google es un lugar increíble para aprender, para crecer y para conocer a las personas más inteligentes del mundo. Mientras siga sintiendo que sigo maximizando mi impacto, que le sigo sacando provecho y creciendo en las áreas que quiero desarrollar y que se desarrollan acá, aquí estaré”, asegura.

Sus planes para el mañana también incluyen al país. El joven profesional manifiesta que desde chico fue un apasionado de la educación. “Siempre quise aprender más y más rápido. Desde mi infancia quiero abrir una institución para enseñar como a mí me encantaría haber aprendido. Creo firmemente que el potencial humano de aprender todavía está inexplorado, que hay formas de memorizar mucho más, de razonar mucho mejor, de comunicarse más efectivamente, y de hacerlo todo más rápido, pero no hay instituciones que se dediquen a esto en nuestro país”, añade.

De esta inquietud nace su sueño de crear una universidad residencial en Paraguay, una oportunidad para los estudiantes de escaparse del día a día de sus respectivos círculos, y de reinventarse en un grupo de gente nueva, de pasados distintos, y de aprender en un ambiente en el que estarán totalmente inmersos.
“Paraguay hace años que está poniéndose al día, y siento que mejorar nuestra educación terciaria —haciéndola más accesible, de mejor calidad y con altos presupuestos de investigación— empezaría a acelerar nuestro desarrollo hacia el adelanto, no hacia la puesta al día”, propone.

Cibils dice que sueña con este presente desde que era un niño pequeño, y a medida que iba creciendo, también iba alimentando ese sueño con esfuerzo dirigido y ambiciones grandes. “Cualquiera que tenga eso cuenta con el ingrediente esencial. Conozco a muchos paraguayos que salieron al exterior a puro pulmón, que son testimonios de la garra paraguaya de que querer es poder”, asevera.

Hoy en día hay más oportunidades que nunca, opina Cibils y agrega que ellas están a disposición de quienes las quieran aprovechar. No va a funcionar siempre, advierte, pero aclara que si bien el esfuerzo requerido es grande, la recompensa es aún mayor.

“Depende de nosotros preparar a nuestra gente para salir adelante. Una ventaja es el conocimiento del inglés. Hoy en día todo el contenido del mundo está disponible gratis en internet, pero la gran mayoría está en inglés. Saber este idioma tiene que ser el eje crítico para el desarrollo de nuestro país, para hacer negocios internacionales, para vender a otros países, crecer y proyectarnos”, reflexiona.

Pero ese cúmulo de requisitos todavía necesita de un ingrediente fundamental. “Esta recompensa (trabajar en Google) jamás hubiese existido sin mi esfuerzo durante el proceso de aplicación a la universidad, y sin mi esfuerzo en la secundaria. Sinceramente, veo mi trabajo en Google como el interés compuesto de años de aplicación”, afirma. Sin dudas, su experiencia es ejemplar y motivadora.
Foto: Gentileza C.C.

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Así es la vida
Cristian Cibils Bernardes nació en Asunción el 26 de agosto de 1992. Es hijo de Vivi y Cristian, ambos informáticos. Es el mayor de cinco hermanos. En Paraguay estudió en el colegio San Andrés.
UH


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