2016 no será como el 2011

En su reciente informe sobre Expectativas de Variables Económicas (EVE), el Banco Central del Paraguay presenta indicadores bastante similares a los que han regido este año.
Cristian Nielsen
En su reciente informe sobre Expectativas de Variables Económicas (EVE), el Banco Central del Paraguay presenta indicadores bastante similares a los que han regido este año. Para el 2016, el EVE presenta este cuadro: meta de inflación 4,4%, tipo de cambio nominal 6.000 guaraníes, variación porcentual del PIB 3,8% y tasa de política monetaria 5,75%. Esto indica que el BCP no piensa ni por un momento introducir variación alguna a sus métodos y objetivos planteados a través de este instrumento de evaluación que se cimenta en la necesidad de “velar por la estabilidad del valor de la moneda” y que “para el logro de este objetivo se implementa un esquema de metas de inflación adoptado en 2011”. Luego dice que “esta forma de hacer política monetaria está orientada a anclar las expectativas de los agentes económicos en torno a la meta de inflación”. Pongamos especial atención en el verbo “anclar” usado en el informe.
En este espacio editorial, siempre hemos sostenido que el BCP está cumpliendo razonablemente bien su misión de mantener estable y previsible la política económica y financiera en el Paraguay, lo que no es poca cosa teniendo en cuenta las turbulencias que nos acechan permanentemente desde nuestros vecinos y consocios de negocios, en especial Brasil y Argentina. Pero una cosa también es cierta: la economía de 2016 no será la misma de 2011, año en que se “ancló” la política monetaria del BCP a las metas de inflación.
Ese año, el precio al que se negociaba la soja en los mercados mundiales oscilaba entre los 550 y los 600 dólares la tonelada, siendo esta oleaginosa la que ingresa, hasta hoy, la mayor parte de las divisas por un solo rubro. Hoy, si se consigue 300 a 320 dólares se puede considerar una suerte y nada indica que en el 2016 las cosas vayan a ser diferentes.
Un slogan impuesto por 5días dice que cuando los mercados cambian, es hora de empezar a negociar de otra manera. En el mundo de los negocios, sobreviven y prosperan sólo quienes tienen olfato para percibir a tiempo las variaciones del mercado y cintura para efectuar los cambios necesarios para no ser dejados atrás.
El BCP coloca en el mercado financiero sus instrumentos de regulación monetaria a un 5,75%, tasa que sigue siendo muy atractiva para los bancos que se las compran sin pensarlo un minuto, retirando así excedentes monetarios del mercado para mantener ancladas las metas de inflación formuladas por la banca central. Sólo que esa masa de dinero –tres de los bancos más grandes compraron en 2014 casi G. 2,5 billones en letras- se sustrae al crédito que demandan sectores que reclaman fondos accesibles para empujar sus proyectos de inversión.
El BCP debería revisar su política monetaria y estudiar cómo adecuarla a las tendencias ya vigentes y que se acentuarán en 2016. Y no temerle tanto a unos puntos extra a la inflación, que ese no es el infierno. 5DIAS
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