Río de Janeiro empieza a rodar con carnaval de las “vacas flacas”

Río de Janeiro fue un hervidero, ayer. La gente salió a las calles en el preámbulo a los desfiles en el sambódromo e hizo su fiesta callejera como en otras ciudades como Recife y San Pablo.
Río de Janeiro empieza a rodar con carnaval de las “vacas flacas”
26 Feb 2017
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Río de Janeiro, Brasil. AFP.
La economía se derrumba, las arcas públicas están vacías y las protestas en las calles son cada vez más violentas. ¿Pero qué va a hacer Río de Janeiro los próximos cinco días? ¡Sambar! El mayor carnaval del mundo arrancó la noche del viernes como la anestesia perfecta para una ciudad en crisis, que ya casi ni se acuerda de sus dorados Juegos Olímpicos y que espera recibir un millón de turistas y 1.000 millones de dólares hasta el miércoles de ceniza.
Aún cuando decenas de grupos de carnaval callejeros –conocidos como blocos– hace semanas que calientan el ambiente, fue un inicio de carnaval atípico en la “Cidade Maravilhosa”: por primera vez en la historia no fue el alcalde quien entregó las llaves de la ciudad al Rey Momo, monarca de todos los excesos, que simbólicamente dirigirá Río estos días de “folia”.
Marcelo Crivella, el ex obispo evangélico, que asumió el cargo en enero, podría incluso viajar y esquivar así la mayor festividad de la ciudad.
Reforzando la idea de que este maratón de baile, alcohol y seducción no es del agrado de esta creciente religión puritana. Muchos cariocas no le perdonan este esquinazo ni le perdonarían la ausencia de los majestuosos desfiles de las doce escuelas de samba del llamado “grupo especial” en el Sambódromo, a los que asistió religiosamente cada año su antecesor Eduardo Paes, cerveza en mano.
El Rey Momo recibió las llaves de parte de la secretaría de Cultura de Río, Nilcimar Nogueira. Ni rastros del alcalde evangélico. “Su esposa está enferma”, declaró la secretaría al enjambre de periodistas.
El carnaval de las vacas flacas, en medio de la peor recesión del país en un siglo, ha obligado a las escuelas de samba a desplegar ingenio para decorar sus enormes camiones y vestir a más de 3.000 participantes.
La falta de fondos o la inseguridad también dejó sin fiesta a 37 ciudades, según el diario Folha de San Pablo. En Río, donde cinco millones de personas participarán de la mayor fiesta a cielo abierto del mundo, la violencia también es recurrente.
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